Por CLAUDIA RIBEYRO
Son las tres de la tarde, estoy en casa de Omar Forero, estoy invitada a presenciar la filmación de su primer y el primer largometraje realizado íntegramente en Trujillo, que lleva como título “Los Actores”.
Omar es un experimentado realizador, en su haber se cuentan varios documentales y cortometrajes de ficción, entre los que destaca “LA VIDA DA VUELTAS”, que lo hiciera ganador en el 2000 del Concurso Nacional de Cortometrajes EXPECTA CADE. Los amigos que lo acompañan en este proyecto forman un compacto y entusiasta grupo que viene trabajando a mil por hora para hacer realidad este audaz proyecto. Claudet, la Asistente de Dirección, no se pierde un detalle en la continuidad de las escenas, Antolín, también reconocido realizador de cortometrajes, ayuda a armar las luces y cuando no hay más gente hace de booman y Carlos Pérez, Productor Ejecutivo, está constantemente coordinando el transporte y los permisos de las distintas locaciones. Hoy filmaremos en la casa de su tía.
Este proyecto resultó de una serie de ideas que se venían cociendo desde hacía tiempo en el imaginario de Omar: realizar un largometraje a medio camino entre el documental y la ficción. “Hemos tratado de encontrar un equilibrio entre la actuación para una ficción y la actuación como comportamiento cotidiano de los personajes”, dice, y empieza a tener sentido el nombre del proyecto, “Los Actores”.
En la búsqueda de actores amateurs, Omar se interesó por contar con la participación de actores que recién incursionaran en el arte dramático; como él mismo nos explica “en octubre del año pasado me reuní con los directivos de la Escuela de Teatro “Rodríguez Nache” y les propuse realizar un taller de actuación para video, en el cual todos los interesados, especialmente los estudiantes de la escuela, pudieran experimentar la actuación frente a cámaras. Mi inquietud fue bien recibida y el taller se inició sin mayor tardanza; de aquí surgieron los personajes principales: Shirley Chirinos, Sonia Hurtado, Carlos Reyes, Jean Pierre Ormeño y Wistler Banda, alumnos del primer año, quienes a pesar de, y gracias a no ser actores profesionales han logrado sintonizar bien con este proyecto y eso ha ayudado mucho en el desempeño de sus roles; pero ellos no son los únicos; también está la participación de Oswaldo Anticona, quien ya me ha acompañado en más de una oportunidad”.
De repente suena un claxon, es Carlos Pérez. Omar nos insta a abordar la camioneta y raudos partimos a la locación donde se filmará hoy. El trabajo empieza. Antolín, por hoy, encargado de luces y booman, se trepa cual gato en la luz para direccionarla mejor. “Esta casa es de la tía de Carlos Pérez”- dice Omar- “casi todo lo hemos conseguido así...sabes?”, “de la invaluable voluntad de los amigos?”, digo yo y él asiente con la cabeza mientras extrae de su estuche el lente que usará para esta toma, revisa por última vez su enfoque y se acerca a hablar con Sonia y Carlos, les explica la escena.
Para este proyecto los personajes han sido ubicados en escenarios reales, tratando de intervenirlos mínimamente y haciendo que los actores se integren al mismo. “El procedimiento ha sido ubicar a los personajes en situaciones no muy lejanas a sus vivencias personales y tratar de que se comporten como ellos mismos son en su vida cotidiana. Los diálogos han sido creados a partir de los ensayos, los actores han usado las mismas palabras que usan en su vida real. Las situaciones mismas han sido creadas o enriquecidas con las vivencias reales de ellos durante el taller, previo a la filmación.”
Ahora todo es silencio, Antolín prepara el micro y solo espera la señal para comenzar.
¡Acción!, empieza la escena, Shirley y Sonia: mamá e hija, toman “el lonche”. La mamá menciona algo sobre cómo debe ponerse el café de sobre primero en la cuchara para que no se malogre, eso es algo demasiado simple y cotidiano como para estar en una “peli”, pensamos, según los cánones se supone que debería incluirse solo texto que ayude a que fluya la historia o ayude a caracterizar al personaje, parece que lo segundo tiene más sentido en este caso. Luego de ese pequeño diálogo, continúan tomando lonche en silencio. Se escucha cómo mastican las tostadas y suenan las tazas. Pasa un largo minuto sin que digan nada, después de todo la vida está llena de silencios, nos decimos. La mamá rompe el hielo con un eructo, ¿no es muy vulgar para una peli? La mamá menciona que le ha hecho mal la gaseosa y los chizitos que le invitaron unos viejitos...No sabemos de qué va la historia aún; pero la escena que presenciamos podría estar produciéndose ahora mismo en cualquier hogar sin necesidad de ser filmada, nos acordamos de la idea principal del proyecto: producir un largo entre ficción y realidad.
Después de hacer las correcciones y repetir cuatro veces la escena completa de aproximadamente 3 minutos y medio, filmada de un solo shot y sin ningún corte, Omar queda satisfecho y nosotros nos quedamos con curiosidad de ver el resultado final de este proyecto un tanto desviado del cine convencional como debe ser todo proyecto que tenga una propuesta propia.
Omar es un experimentado realizador, en su haber se cuentan varios documentales y cortometrajes de ficción, entre los que destaca “LA VIDA DA VUELTAS”, que lo hiciera ganador en el 2000 del Concurso Nacional de Cortometrajes EXPECTA CADE. Los amigos que lo acompañan en este proyecto forman un compacto y entusiasta grupo que viene trabajando a mil por hora para hacer realidad este audaz proyecto. Claudet, la Asistente de Dirección, no se pierde un detalle en la continuidad de las escenas, Antolín, también reconocido realizador de cortometrajes, ayuda a armar las luces y cuando no hay más gente hace de booman y Carlos Pérez, Productor Ejecutivo, está constantemente coordinando el transporte y los permisos de las distintas locaciones. Hoy filmaremos en la casa de su tía.
Este proyecto resultó de una serie de ideas que se venían cociendo desde hacía tiempo en el imaginario de Omar: realizar un largometraje a medio camino entre el documental y la ficción. “Hemos tratado de encontrar un equilibrio entre la actuación para una ficción y la actuación como comportamiento cotidiano de los personajes”, dice, y empieza a tener sentido el nombre del proyecto, “Los Actores”.
En la búsqueda de actores amateurs, Omar se interesó por contar con la participación de actores que recién incursionaran en el arte dramático; como él mismo nos explica “en octubre del año pasado me reuní con los directivos de la Escuela de Teatro “Rodríguez Nache” y les propuse realizar un taller de actuación para video, en el cual todos los interesados, especialmente los estudiantes de la escuela, pudieran experimentar la actuación frente a cámaras. Mi inquietud fue bien recibida y el taller se inició sin mayor tardanza; de aquí surgieron los personajes principales: Shirley Chirinos, Sonia Hurtado, Carlos Reyes, Jean Pierre Ormeño y Wistler Banda, alumnos del primer año, quienes a pesar de, y gracias a no ser actores profesionales han logrado sintonizar bien con este proyecto y eso ha ayudado mucho en el desempeño de sus roles; pero ellos no son los únicos; también está la participación de Oswaldo Anticona, quien ya me ha acompañado en más de una oportunidad”.
De repente suena un claxon, es Carlos Pérez. Omar nos insta a abordar la camioneta y raudos partimos a la locación donde se filmará hoy. El trabajo empieza. Antolín, por hoy, encargado de luces y booman, se trepa cual gato en la luz para direccionarla mejor. “Esta casa es de la tía de Carlos Pérez”- dice Omar- “casi todo lo hemos conseguido así...sabes?”, “de la invaluable voluntad de los amigos?”, digo yo y él asiente con la cabeza mientras extrae de su estuche el lente que usará para esta toma, revisa por última vez su enfoque y se acerca a hablar con Sonia y Carlos, les explica la escena.
Para este proyecto los personajes han sido ubicados en escenarios reales, tratando de intervenirlos mínimamente y haciendo que los actores se integren al mismo. “El procedimiento ha sido ubicar a los personajes en situaciones no muy lejanas a sus vivencias personales y tratar de que se comporten como ellos mismos son en su vida cotidiana. Los diálogos han sido creados a partir de los ensayos, los actores han usado las mismas palabras que usan en su vida real. Las situaciones mismas han sido creadas o enriquecidas con las vivencias reales de ellos durante el taller, previo a la filmación.”
Ahora todo es silencio, Antolín prepara el micro y solo espera la señal para comenzar.
¡Acción!, empieza la escena, Shirley y Sonia: mamá e hija, toman “el lonche”. La mamá menciona algo sobre cómo debe ponerse el café de sobre primero en la cuchara para que no se malogre, eso es algo demasiado simple y cotidiano como para estar en una “peli”, pensamos, según los cánones se supone que debería incluirse solo texto que ayude a que fluya la historia o ayude a caracterizar al personaje, parece que lo segundo tiene más sentido en este caso. Luego de ese pequeño diálogo, continúan tomando lonche en silencio. Se escucha cómo mastican las tostadas y suenan las tazas. Pasa un largo minuto sin que digan nada, después de todo la vida está llena de silencios, nos decimos. La mamá rompe el hielo con un eructo, ¿no es muy vulgar para una peli? La mamá menciona que le ha hecho mal la gaseosa y los chizitos que le invitaron unos viejitos...No sabemos de qué va la historia aún; pero la escena que presenciamos podría estar produciéndose ahora mismo en cualquier hogar sin necesidad de ser filmada, nos acordamos de la idea principal del proyecto: producir un largo entre ficción y realidad.
Después de hacer las correcciones y repetir cuatro veces la escena completa de aproximadamente 3 minutos y medio, filmada de un solo shot y sin ningún corte, Omar queda satisfecho y nosotros nos quedamos con curiosidad de ver el resultado final de este proyecto un tanto desviado del cine convencional como debe ser todo proyecto que tenga una propuesta propia.
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